El acero estructural, también conocido como acero estructural, es un tipo de metal utilizado en ingeniería civil para crear construcciones autoportantes. En concreto, se utiliza para crear construcciones metálicas con estructura portante, pero también como elemento en combinación con el hormigón armado. Es decir, uno de los elementos fundamentales para construir edificios y casas seguras.
En esta aleación influye la presencia de carbono. En concreto, podemos decir que cuanto menor es el índice de este elemento, menor es la resistencia mecánica y la fragilidad. Al mismo tiempo, la ductilidad y la soldabilidad aumentan a medida que disminuye el contenido de carbono. Así pues, podemos afirmar que no existe un acero estructural ideal para todos los usos ni perfecto para todas las soluciones, sino que depende mucho de dónde y cómo se vaya a utilizar.
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Cómo y dónde utilizar el acero estructural
En los trabajos de carpintería, es fácil enfrentarse a un acero de construcción especialmente blando, con una capacidad antisísmica superior, ya que posee importantes propiedades en términos de ductilidad. Que, recordemos, es aquella característica que permite a un material moldearse antes de romperse.
El acero utilizado para la construcción de hormigón, y por tanto para el hormigón armado, se presenta en forma de barras redondas (conocidas como varillas) con una longitud básica de 12 metros. Esta aleación de hierro y carbono no tiene por qué ser aleatoria, sino que tiene unas características definidas por decreto ministerial para garantizar la máxima seguridad en la construcción civil y privada.