Casa pasiva, qué es y cómo construirla
El concepto de casa pasiva se relaciona directamente con la posibilidad de vivir en una vivienda en la que exista la posibilidad de ahorrar parte o quizá todo el suministro de energía para la subsistencia. Nos referimos al gas, la electricidad, el agua y todo lo necesario para la calefacción y la refrigeración. Evidentemente, esto suena muy cómodo.
En tiempos como los actuales, en los que los costes energéticos se disparan, puede ser una muy buena idea construir una casa pasiva y vivir en una vivienda capaz de explotar dos principios básicos: el almacenamiento de fuentes de energía renovables como fuente principal, y el sabio uso de lo que te ayuda a no dispersar el calor y el frío en las habitaciones. En pocas palabras, tú también puedes embarcarte en el discurso de la casa pasiva. He aquí cómo.
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Qué es una casa pasiva, definición
Es una vivienda que consigue reducir drásticamente el gasto energético. El concepto de casa pasiva fusiona sostenibilidad con eficiencia energética, y por tanto economía y ecología. Tener una casa pasiva significa ayudar a la tierra y a la naturaleza, pero también ahorrar en la factura energética. Las medidas, que pueden llevarse a cabo en una casa nueva o reformada, se amortizan con el tiempo y al cabo de un cierto número de meses/años dan resultados.
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¿Cuáles son los principios de la casa pasiva?
Este elemento de la construcción ecológica se basa en algunos principios básicos. El primero es la estructura de la propia casa, empezando por la disposición de las ventanas, que deben estar diseñadas para dejar entrar la luz del sol. Sobre todo en los países más fríos, es importante aprovechar este elemento tanto para la iluminación como para la calefacción.
Evidentemente, en los lugares cálidos se plantea el problema inverso, por lo que la luz solar debe dosificarse cuidadosamente. Pero en cualquier caso, la presencia de una claraboya en el lugar adecuado puede ahorrar mucho dinero en la factura de la luz.
Por eso hay que pensar también en elaislamiento térmico, que se consigue mediante la elección de las instalaciones y el aislamiento adecuados. Es decir, la creación de una capa térmica alrededor de paredes, suelos y techos.
Estos elementos permiten mantener la temperatura interior tanto en verano como en invierno. De este modo, no se necesitacalefacción ni refrigeración. Por otro lado, esto no nos ayuda a comprender cómo producir la energía necesaria para la calefacción o la refrigeración. Por eso, junto con la arquitectura pasiva, entra en juego la elección de sistemas. A saber, la bomba de calor, los paneles solares, la ventilación y la estufa de pellets.
Por qué trabajar en esta dirección
La idea de construir una casa aunque no sea completamente pasiva -requeriría profundas intervenciones arquitectónicas, que en algunos casos sólo pueden realizarse durante la construcción y son inviables si vives en un bloque de pisos- puede aportar ventajas concretas. En primer lugar, la construcción ecológica permite reducir los costes energéticos. ¿Qué significa esto?
Puedes ahorrar en las facturas de electricidad, agua y gas. También aumentará el valor de la casa. Cuando decida vender una propiedad, puede hacer que el trabajo realizado merezca la pena y que la compra resulte más atractiva. Sin olvidar un punto.
Cuando celebras un contrato, todavía tienes que presentar el APE. Se trata del certificado de eficiencia energética que describe todos los aspectos de la casa desde el punto de vista de la eficiencia en calefacción y refrigeración. Aquí se destacan tus esfuerzos por crear una casa pasiva. Y el precio de la casa puede ajustarse.
Cómo construir una casa pasiva
El primer paso para hacer una casa pasiva: la elección de ventanas y puertas, una tarea bastante sencilla que puede verse facilitada por incentivos que le permitan descargar el gasto realizado. Puedes elegir puertas y ventanas de doble acristalamiento y marcos capaces de aislar la estancia tanto en términos de temperatura como de sonido.
Además, puede hacerse una capa de aislamiento térmico insertando material aislante entre las paredes, en el techo, en las cavidades y en el suelo. En estos casos hablamos de distintos materiales como lana de roca, poliuretano, distintos tipos de fibras y corcho. Dependiendo de las condiciones y la ubicación, se elige la solución ideal.
Junto a estas intervenciones, hay que activar ciertos sistemas para satisfacer la demanda energética. En primer lugar, puede utilizarse un sistema VMC -ventilación mecánica controlada- con recuperación de calor.
Esta solución permite el intercambio de aire con un consumo mínimo y sin abrir las ventanas, lo que provocaría pérdidas de temperatura. A esto se puede añadir una bomba de calor diseñada para aportar calor natural del suelo, el agua y el aire que produce la misma energía que una caldera pero con un gasto reducido.
Si esto no es suficiente, puedes instalar una estufa de pellets conectada a la producción de agua caliente para los radiadores am recuerda que existen modelos de bombas que funcionan tanto para calefacción como para refrigeración. Obviamente, todo se puede optimizar con un sistema fotovoltaico y paneles solares para acumular energía que se utilizará también en los meses de invierno, cuando el sol está menos presente. Y hay más necesidad de energía.
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Costes e incentivos de las casas pasivas
El verdadero problema de esta solución: suele costar más trabajar en este frente. Sin embargo, el Estado ofrece diversos incentivos, como la bonificación por renovación de edificios, que recompensan a quienes trabajan en este sentido. Así que vale la pena definir el trabajo con una empresa especializada y obtener todos los beneficios fiscales.