Cómo guardar la pintura en tarros y evitar que se sequen los pinceles

No es necesario tener grandes conocimientos de bricolaje para conservar la pintura en latas: basta con seguir una serie de reglas básicas que le ayudarán a preservar el esmalte a lo largo del tiempo. Y evitar ese típico fenómeno de endurecimiento que te impide utilizar el producto después. ¿Cuántas veces te ha pasado que abres un bote de pintura y te lo encuentras todo seco? Ocurre cuando no se siguen las normas de conservación de la pintura y los pinceles.

Las herramientas que utilizas para pintar también necesitan mucho cuidado si quieres utilizarlas una y otra vez. ¿Por dónde empezar? He aquí cómo almacenar la pintura sobrante y evitar que se endurezca o incluso que se estropee y no pueda utilizarse en el futuro. Evitando así gastos innecesarios en el presupuesto de bricolaje.

El secreto está en el cierre de la lata

Es la mejor manera de conservar la pintura en el tiempo y evitar que se seque: hay que cerrar la lata para que no entre aire. Por eso, la pintura que has utilizado, una vez abierta, se solidifica y endurece haciendo imposible su uso. Por supuesto, hay formas de recuperar la pintura seca.

Por ejemplo, puede retirar la película endurecida y empezar a mezclar eliminando los grumos con un colador. Pero lo cierto es que siempre compensa evitar que se solidifique. Esto sólo es posible de una manera: una vez hecho el trabajo, cierra bien la tapa con la presión adecuada y unos pequeños trucos técnicos.

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Cuidado con los bordes de los contenedores

Se trata de una medida importante para garantizar que la pintura esté lista para el siguiente trabajo, bien líquida y no endurecida debido a la entrada de aire por las grietas del precinto. Porque está claro que ha precintado la lata, pero quizá esté fallando en su función. ¿Por qué? Al abrir, evite forzar demasiado.

A menudo, para acelerar las cosas, se abre la lata con un destornillador. Pero es mejor evitarlo: se corre el riesgo de deformar la forma y reducir el sellado. Lo mismo ocurre con las gotas y goteos de pintura en el borde: crean espesor, un requisito previo para un sellado ineficaz. Evite que queden restos de pintura en el perfil que coincide con la tapa.

Tal vez puedas poner un contorno de papel de plata para quitarlo al sellar y conservar la pintura. Con esto, puedes guardar latas de pintura durante años. Y lo mismo ocurre con los pinceles.

Cómo limpiar las brochas de pintura

Una vez asegurada la pintura en los botes, hay que tomar algunas medidas para conservar los pinceles a lo largo del tiempo y evitar que la pintura los estropee. El concepto básico: la pintura, cuando se solidifica, tiende a secar las cerdas, haciendo que las brochas queden inservibles. Lo mismo ocurre con el rodillo. Además, hay otro problema: la forma. Si no se guardan bien, las brochas se deforman. Así que para conservarlos hay que hacer dos cosas:

• Limpie las cerdas con un disolvente.
• Guarde los cepillos verticalmente.

Si has utilizado pintura al agua, basta con que utilices esta solución junto con un poco de jabón neutro. Un barreño, agua y detergente: así es como se lavan los pinceles. Si no, tienes que utilizar un disolvente químico y dejar las cerdas del pincel en remojo. A continuación, retira los residuos pasando el pincel sobre una hoja de periódico, limpia también el mango y el accesorio de cualquier residuo y deja secar antes de guardar los pinceles en un lugar seco.

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La forma de las cerdas de sus pinceles

Atención, tanto durante el secado como durante el almacenamiento debe asegurarse de que las cerdas permanezcan alineadas y no se inclinen. Almacenar la pintura no es el único objetivo antes del acabado.

Por eso, la mejor solución es dejar los cepillos en posición vertical, colgados. Es incluso mejor si mantienes las cerdas cerradas con una goma elástica o envuelves las más grandes con papel de embalar y trapos viejos limpios. Lo importante es que las cerdas no tengan restos de pintura y estén rectas. De lo contrario, se deformarán y solidificarán con el tiempo.