Cómo regar el huerto de forma correcta
Regar el jardín -las plantas que te permiten cosechar frutas y verduras- es una ciencia. No se hace al azar, no se puede regar sin lógica y no está bien hacerlo cuando tienes tiempo o crees que está bien hacerlo según tu horario. Si riegas tus plantas con los cuidados adecuados, podrás cosechar los beneficios de la naturaleza.
De lo contrario, corres el riesgo de que todo se seque o se pudra. De hecho, no sólo se sufre por falta de agua: a las plantas no les gusta el exceso de riego. Y hay que proceder con el equipo adecuado para tener más posibilidades de cuidar el huerto. Pero también para gestionar correctamente el agua: es una mene preciosa y no hay que abusar de ella.
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El riego debe ser siempre constante
La primera regla para regar el huerto con eficacia: hay que establecer un programa de riego constante en el tiempo, sin sobrecargas ni lagunas. Sólo así conseguirás que los cultivos reciban la cantidad de líquido adecuada para sobrevivir.
Las plantas siempre necesitan agua, de distintas formas según la época del año, las precipitaciones, la temperatura y el tipo de planta. Pero lo que es seguro es lo siguiente: para cuidar hortalizas y arbustos, pero también árboles frutales y decorativos, hay que regar continuamente, sin pausas a menos que haya un periodo de lluvias.
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Hay que calcular cuánta agua necesita el jardín
Esto se puede saber por el tipo de planta y la fase en que se encuentra el cultivo. Empecemos por el segundo punto: las plantas recién plantadas y las más jóvenes necesitan más agua porque están creciendo. Pero, ¿qué calidades necesitan más H2O? El calabacín, por ejemplo, es ávido de agua y lo mismo puede decirse de:
- Tomates (aunque no todos).
- Calabazas y cucurbitáceas.
- Berenjenas
- Pimientos.
- Lechuga.
- Coles.
- Brócoli.
- Coliflor.
Lo que hay que hacer en todos los casos es regar a ras de suelo, cerca de las raíces de las plantas. Evita regar las hojas, es innecesario y puedes desarrollar enfermedades fúngicas. Normalmente, para maximizar el resultado del agua que utilizas para regar, creas pequeños hoyos en el suelo que sirven para concentrar el agua justo donde se necesita. Es decir, en la base del tallo para hacer llegar toda el agua a las raíces, donde el nutriente se transfiere a la fruta.
Errores de riego: ¿qué estoy haciendo mal?
Hay varios errores que puedes cometer cuando decides regar tu huerto. Por ejemplo, puedes estar en deuda con el agua. ¿Cómo puede saber que las plantas necesitan riego? Estarán marchitas, con las hojas bajas y los frutos mustios. A la larga, se secarán. Pregunta opuesta: ¿cómo saber que estás dando demasiada agua?
Si las hojas están amarillentas, marchitas o secas, puede ser necesario aumentar la frecuencia o la cantidad de agua. Pero si se riega demasiado, las hojas pueden aparecer blandas, caídas o amarillentas. A menudo se caen. Las raíces se pudren y el crecimiento no continúa. El tallo parece blando y, sobre todo, aparece moho.
¿Cuándo regar las plantas?
Es muy importante evitar las horas de más calor: riegue a primera hora de la mañana o a última de la tarde, nunca cuando el sol esté pegando fuerte. De hecho, en esos casos las hojas pueden quemarse y entonces el agua se evapora rápidamente sin aportar ningún beneficio.
¿Con qué frecuencia debo regar?
Una pregunta típica de quienes quieren cuidar su jardín de la mejor manera posible: ¿cuánta agua hay que utilizar para regar el jardín? No hay una cantidad fija porque el riego está ligado a varios factores. En primer lugar, el clima: si vives en un lugar seco y caluroso, también deberás regar todos los días. Si, por el contrario, llueve, puedes suspenderlo.
Lo mismo ocurre con quienes se preguntan cuándo regar en verano o en invierno: todos los días en el primer caso, tres veces por semana en el segundo si no llueve. En la respuesta influye el tipo de suelo: los suelos arenosos no retienen el agua e imponen tasas más elevadas que los suelos de características opuestas.
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¿Cuáles son los métodos y herramientas de riego?
Un consejo sobre todo: piensa en formas de recuperar el agua limpia que no utilizas. Como el agua que utilizas para lavar la fruta y la verdura: en lugar de tirarla, utilízala para regar. Pero, ¿y el resto? Necesitas una bomba que conectar al grifo con un regulador final para tener la máxima elección en el chorro. También es indispensable una regadera para dar agua a las macetas o a zonas específicas del suelo. Para los que quieren automatizar y regar sin mucho esfuerzo existen elriego por goteo y la manguera empapadora (manguera porosa que libera el agua gradualmente).